Marvel se ensañó con mostrarnos un Tony Stark más engreído que de costumbre, corporativista y casi desalmado. Tras Civil War (2006), la percepción que nos ha quedado de este superhéroe dista de ser siquiera confiable. No. El hombre traicionó a sus amigos por unos ideales que, al final del día, terminaron por ponerse en su contra. A todo ascenso meteórico corresponde una caída estrepitosa, y Iron Man no fue la excepción.
Pero Tony siempre puede regresar. La pregunta es cómo. Tras los sucesos en Secret Invasion, Stark había perdido la jefatura de SHIELD y había sido debilitado en todos los aspectos. Su asiento había sido ocupado por Norman Osborn, un megamaníaco que se había apoderado de su prestigio, su tecnología y su información. Con los datos de identidades secretas de superhéroes a la mano, Osborn planeaba una venganza de proporciones colosales. Pero Iron Man no podía permitirlo. Aunque sólo estuviera armado con el Mark 0 (su traje original) y prácticamente sin recursos, había una misión que cumplir.
En este punto inicia Stark: Disassembled, una miniserie publicada entre 2009 y 2010 dentro del título de The Invincible Iron Man. De la mano de un sobresaliente Matt Fraction en el guión y un dibujo excepcional de Salvador Larroca, estas cuatro entregas son el epílogo de los esfuerzos de Tony Stark por evitar que Osborn tenga éxito. Stark está decidido a borrar toda la información que existe sobre las identidades, incluida la que está en su cerebro. Por esta razón, el superhéroe decide hackearse para borrarse paulatinamente la capacidad mental, al grado de quedar en estado vegetativo, cediéndole su custodia a su doctor de cabecera. “¿Quién es Donald Blake?”, se pregunta Osborn.
En efecto, Stark ha dejado un vídeo con instrucciones sobre cómo reiniciarse a sí mismo. “Si pensamos en el cerebro humano como un sistema operativo, menciona Tony
ero claro, Stark pregunta si, después de todo este daño, sus compañeros quieren que regresen. El Capitán América y Thor coinciden. Sólo Pepper Potts duda. “¿Por qué Stark siempre regresa, cuando los demás no tienen otra oportunidad?”, se pregunta. Resulta emotivo presenciar su momento de flaqueza (¿o fortaleza?), pero al final también cede. Después de todo, es imposible entender a Tony sin Pepper y viceversa.
La operación es poco ortodoxa y consigue revivir a Stark, pero algo falla. Doctor Strange interviene para traer de vuelta a Tony, quien se encuentra en un conflicto interno. Por supuesto, nuestro héroe vuelve, pero hay un pequeñísimo detalle. Igual que cuando hacemos el respaldo de la computadora, siempre falta la información más actual. La última viñeta nos deja sin aliento. Tony Stark, rodeado de periódicos, revistas y esquelas, se entera de las atrocidades que realizó durante los últimos años. La muerte del Capitán América, el Acta de Registro, la invasión skrull. Todo, de golpe. Entonces lo entendemos: el verdadero Stark desarmado es el que revive, no el que pereció.
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